Fin de semana invernal. Solazo. Fresquito, más bien frío considerable...
Apetece hacer algo diferente al típico paseo mañanero por la Concha o la Zurriola. ¡Apetece algo de deporte!
Agénciate una mountain bike y ¡recorre la Vía Verde del Bidasoa!
De Donosti a Behobia se tardan unos 15 minutos escasos en coche. Aunque también se puede llegar hasta allí en tren.
Una vez en Behobia, antes de la mítica gasolinera de Puntxas, hay un parking en el polígono industrial Zaisa. Desde aquí, accedemos directamente al inicio del recorrido.
Como se aprecia en la imagen bajo estas líneas, la Vía verde del Bidasoa ofrece un paseo de 39 km. A lo largo del trayecto, se atraviesan bonitos pueblos guipuzcoanos y navarros situados a la orilla del río, recuperando parte del recorrido del antiguo tren Txikito del Bidasoa.
La vía también es accesible para peatones así que, si no tienes bici de monte, también puedes hacer el recorrido a pie.
Si el día amanece con temperaturas muy bajas, como en esta ocasión, es recomendable comenzar la ruta tempranito. A partir de mediodía, la sombra se adueña de gran parte del camino. Si a esto le sumamos las corrientes de aire que van hacia el mar, hay momentos en los que se te "hielan" los huesos.
El camino es más bien llano, con alguna pequeña pendiente de poca dificultad y está muy bien acondicionado.
Si bien la mayor parte de la ruta no está asfaltada, cabe destacar que, llegado un punto, baches, charcos y piedras sueltas se adueñan del terreno. Por este motivo no se puede hacer el recorrido en bici de paseo, patines, etc.
Si bien la mayor parte de la ruta no está asfaltada, cabe destacar que, llegado un punto, baches, charcos y piedras sueltas se adueñan del terreno. Por este motivo no se puede hacer el recorrido en bici de paseo, patines, etc.
A lo largo del río, observamos a expertos piragüistas entrenando en las zonas de rápidos
o aprovechando el luminoso día para dar unas relajantes "paladas" en aguas más tranquilas.
El entorno de la Vía es una gozada: tranquilo, limpio, poco transitado (al menos el día que nosotros fuimos), rodeado de montes y a la par de las verdes aguas del río Bidasoa.
Existen múltiples presas en las que, en temporada de desove, se puede ver a los salmones remontando la corriente río arriba. Es todo un espectáculo verlos saltar, aunque no acabe muy bien precisamente para los pobres peces...
Ojo! Antes de llegar a Bera, hay que atravesar varios túneles oscuros. Alguno de ellos está habilitado con interruptores en la pared que encienden unas luces led a lo largo del mismo, pero no todos. Es conveniente llevar linterna.
Y, por fin, llegamos a Bera! Un precioso pueblo, al abrigo del monte Larun, en el que merece la pena hacer un alto para visitarlo y descansar un rato.
Continuamos la ruta y tras unos kilómetros, llegamos a Lesaka.
Por el camino, nos encontramos con esta curiosa oveja que quiso posar para mi cámara ;)
Y con estas otras que acababan de parir los corderitos que las acompañaban, les costaba incluso mantenerse en pie.
Una vez pasado Lesaka, y tras 20 km pedaleando, llegamos a Igantzi. Allí, viendo que el siguiente tramo hasta Sunbila era de 12 km, y que se hacía tarde para llegar a comer, decidimos dar la vuelta.
Pero antes...¡como no!...la obligada paradita para picar algo y coger fuerzas...
Nos quedamos con pena de no completar toda la Vía Verde de Bidasoa. En primavera, cuando los días sean más largos y templados, volveremos para hacerla entera, ¿alguien se anima? :)
¡Leire, cuanto me gusta lo que escribes!
ResponderEliminarY este relato me ha llegado al corazón pues me encanta hacer el recorrido que has hecho.
Yo lo hago desde Irún, que es donde vivo y generalmente andando, que es otra opción.
Un abrazo. :-)
¡Eskerrik asko, Amaia! Me alegra que te haya gustado. La verdad es que me encantó el paseo y me pareció un planazo para un día de sol. Como digo en el post, seguro que vuelvo...igual hasta nos cruzamos ;)!.
EliminarUn abrazo!
Gracias. Seguiré tus consejos.
ResponderEliminarNosotros la haremos en bicicleta este agosto.
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