sábado, 10 de enero de 2015

Diario de "Mochileros en Nicaragua"- Cap. 6/ El Castillo, Parte 1: Reserva Indio Maíz

El Castillo

Para llegar desde Mancarrón al remoto pueblo fortificado de "El Castillo", tomamos la barca rápida de las 9 a.m. de vuelta a San Carlos (10$). Llegamos después de las 10 a.m., por lo que tuvimos que esperar a la barca colectiva que zarpa a las 1.15 p.m.


Por fin, diez minutos antes de la salida y previo pago de 90 córdobas por billete, nos dejaron acceder al embarcadero. Nos montamos en una panga todavía más pequeña y estrecha que la que nos llevó a Solentiname.


Mientras tratábamos de acomodarnos, el cielo se cubrió de nubes negras y empezó a caer tormentón de los que no están escritos... buf! Prometía ser un trayecto movidito!
Río San Juan(Nicaragua)

El viaje se hizo eterno. La panga hacía continuas paradas en cada punto del río dónde los pasajeros solicitaban bajarse/subirse; tardamos unas tres horas en llegar a nuestro destino.
panga a El Castillo

Eso sí, el paisaje y la exuberancia de la naturaleza tropical resultan hipnóticos. Hacen más llevadero el hecho de llevar las piernas encogidas en un incómodo y pequeño asiento.
A lo largo del viaje, pudimos observar como viven los habitantes de las dispersas y aisladas "casas" construidas en los márgenes del río. 

El caudaloso San Juan une, con su más de 200 km, el mar Caribe y el Gran Lago Nicaragua.
Antes de llegar a El Castillo, hacemos una breve parada de 10 minutos en La Esperanza. Hay movimiento e intercambio de mercancías y desciende gran parte de los pasajeros.
A medida que nos acercamos a nuestro destino, divisamos la antigua fortificación que da nombre a la localidad: " El Castillo de la Inmaculada Concepción". 

Fue construida por los españoles para defender el territorio frente al ejército inglés, los piratas e incluso tribus indígenas. Se trataba de un punto estratégico de tránsito comercial y de pasajeros, antes de la construcción del canal de Panamá.


Nada más llegar, nos dirigimos por la calle principal, y única, al Hotel Luna del Río (30$ por persona y noche, con desayuno). Un pequeño y coqueto ecolodge de reciente construcción ubicado sobre los rápidos de "el raudal". La dueña es española y el personal muy amable.

Después de comer algo y descansar un rato, aprovechamos la tarde y las pocas horas de luz que quedaban para dar una vuelta por la localidad. Nos informan de que no hay luz en todo el pueblo (excepto en los hoteles que cuentan con generadores) debido a la tormenta que habíamos sufrido unas horas antes.

Posteriormente, nos dimos cuenta que esto de los apagones está a la orden del día,  ya que, de los tres días que pasamos allí, dos de ellos estuvimos sin luz. 


Por este motivo y otros motivos de infraestructura, os recomiendo que, si estáis decididos a visitar Nicaragua, metáis en vuestra mochila una linterna y un frontal... os aseguro que os van a ser de mucha utilidad.
En cuestión de un par de horas recorrimos el pueblo de estrechas calles y humildes casitas de madera, todas ellas elevadas sobre pilones para prevenir las posibles crecidas del río. 

Lo que destaca en esta zona, aparte de su encanto y el entorno rural, es la cercanía de la impracticable y salvaje Reserva Biológica Índio Maíz.
Al anochecer, nos dirigimos al restaurante Vanessa, en penumbra... la Lonely Planet decía que era uno de los mejores locales para degustar el plato típico de la zona: camarones gigantes (pescados en el propio río San Juan). Pero nos quedamos con las ganas y nos tuvimos que conformar con un plato de pollo con arroz y tostones.

Nota: durante nuestra estancia, nos enteramos de que actualmente es difícil encontrar algún restaurante en el que te ofrezcan camarones gigantes. Debido a la construcción de una nueva carretera en el margen del río perteneciente a Costa Rica, la contaminación provocada por las obras de dicha infraestructura han causado la desaparición, casi en su totalidad, del camarón gigante. 

Aquella noche, en el propio hotel, contratamos el tour "Aguas frescas" a la reserva. Consistía en: viaje en barca hasta la reserva Indio Maíz, trekking por la selva y baño en una zona del río de aguas claras.


Y como la excursión empezaba a las 7 de la mañana, decidimos aprovechar el apagón para descansar y cargar energías para el día siguiente.

La Reserva Indio Maíz: territorio inhóspito...


El día amaneció gris, con una lluvia fina pero intensa y una niebla espesa... no era el mejor tiempo para hacer una excursión por la selva, pero bueno, caprichos de la naturaleza. 

Nos cubrimos con capas impermeables y nos enfundamos unas botas de lluvia que muy amablemente nos prestaron en el hotel. Caminamos hasta el embarcadero en busca de nuestro guía y del resto de posibles compañeros para la aventura.

El grupo estaba compuesto por una pareja de franceses y otra de catalanes que, posteriormente, nos fuimos encontrando a lo largo del resto de destinos que vistamos en Nicaragua.

El simpático guía se presenta como Juan el Ardilla: nacido y criado en El Castillo. Gran conocedor de la historia y gentes del lugar, del río, la naturaleza y de todo lo que esconde la Reserva Índio Maíz.
Comenzamos el paseo en barca, de aproximadamente hora y media, escuchando algunos datos históricos y de interés. Llovía cada vez más fuerte.

A medida que ascendemos por el caudal, el ojo experto de Juan empieza a divisar animales y aves en las copas de los árboles. ¡Vemos de todo! tres tipos de coloridos tucanes, zopilotes, halcones, águilas, loros, perezosos, monos araña... Nos presta sus catalejos para admirar la fauna y la flora.
Juan nos cuenta que el río San Juan debe su nombre a la primera expedición de españoles que consiguió recorrerlo en su totalidad. Llegaron hasta San Juan del Norte (ciudad situada en el mar caribe) un 24 de junio. De los 170 soldados que iniciaron la expedición, únicamente 9  sobrevivieron a un viaje en el que lucharon contra las dificultades propias de un territorio inexplorado, enfermedades y tribus guerreras.


Posteriormente, y por desgracia, todas la tribus indígenas, a excepción de una, fueron exterminadas por los colonos. Los indios Rama fueron los únicos que se salvaron de la masacre, debido a su naturaleza pacífica y nómada. Además, cuando llegaron los españoles, detectaron el peligro que estos suponían, y se adentraron en los más profundo de la selva, evitando ser descubiertos.

Actualmente, son los únicos habitantes de la reserva Índio Maíz y solo tienen contacto con el exterior para relaciones comerciales.

Después de pasar por un control militar de acceso, bajamos de la barca e iniciamos el trekking.

El Ardilla nos comenta que el acceso a la Reserva Índio Maíz está muy protegido y limitado. Al objeto de preservar intacto el hábitat de las especies que la ocupan, únicamente hay habilitadas 2 rutas dentro del pequeño área que se puede visitar: tour la Bartola, de 4 horas, y tour aguas claras, de 5 horas.
A diferencia de la visita a la Reserva de Los Guatuzos, en esta excursión no nos acompañó la suerte. Llovió tanto que, aparte de calarnos hasta la ropa interior, no pudimos ver muchos animales :(

Pero a pesar del mal tiempo, mereció la pena adentrarse en la selva y aprender un montón de cosas, que el gran Juan el Ardilla nos enseñó: probamos plantas medicinales anestésicas, vimos peligrosas hormigas bala, aprendimos a emitir llamadas de socorro utilizando determinados árboles y troncos, atrapó una serpiente, nos balanceamos en enormes lianas al estilo de tarzán...

Era como estar con Frank de la Jungla en versión auténtica! Un crack!
De regreso, cubiertos de barro y calados de arriba abajo, disfrutamos del paisaje y de un rico coco.
Al llegar al pueblo, El Ardilla, nos informó de que, al haber sido un grupo de 6, nos cobraba 15$ por la excursión (de haber ido solos hubiese costado 42 $). 

Además, nos comentó que si no la hubiésemos contratado por medio de nuestro hotel, nos habría salido todavía más barata. Por lo tanto, os recomiendo que vayáis a su casa directamente. La reconoceréis porque es de color azul y la fachada la tiene llena de fotos con los clientes que han disfrutado de su compañía. 

Además, tienen un cartel de Laundry en la entrada ya que, su mujer, es una de las pocas en la localidad que presta este servicio. Y si no encontráis la casa preguntad por él, es archiconocido!

Aquella noche, pudimos disfrutar de unas cuantas Toñas con él y fue una auténtica gozada.

Un saludo desde Donostia, Juan!!
Como esto se empieza a alargar, continuaré con el relato de nuestra estancia en este histórico pueblo en el siguiente post: excursiones a caballo, visita a una hacienda agricultora y elaboración de chocolate artesanal.

No te la pierdas!





4 comentarios:

  1. Vaya viaje más interesante. He visto vuestra entrada en la comunidad de Google + y me ha llamado mucho la atención. Es genial que deis estas recomendaciones para ahorrar un poco y para ver lugares interesantes. Te sigo desde ya en Google +

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    1. Gracias Ysa! Me alegro que te haya resultado interesante.
      La verdad es que me decidí a publicar una serie de posts con detalles de nuestro viaje a Nicaragua porque, cuando yo empecé a preparar mi viaje, no encontré mucha información. Así que espero que resulte de utilidad para aquellos viajeros que se animen a visitarlo.
      Gracias y saludos!

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  2. He disfrutado con tu relato de vuestro viaje a Nicaragua, he estado pensando en viajar allí el próximo invierno. Tengo dudas sobre el equipaje y la ropa que hace falta para moverse por allí.

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    1. Gracias, Xago! La verdad es que no hace falta mucho...yo llevé una mochila y allí entró todo lo necesario. Te recomendaría que llevaras ropa de verano además de un patalón largo y una camiseta de manga larga. Importante llevar un impermeable o capa de lluvia que cubra también la mochila, botas de monte (por si quieres subir a algún volcán), linterna y frontal, mosquitera y repelente de mosquitos, un saco sábana...creo que no me dejo nada importante.

      Saludos!

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