Platanción de Cacao
Para nuestro segundo día de estancia en El Castillo, contratamos una excursión a caballo que incluía la visita a una hacienda de cacao cercana (15$). Nos lo había recomendado nuestro ya amigo Juan Ardilla (guía de la Reserva Indio Maíz),
A las 8 a.m., nuestro nuevo y joven guía, José, nos esperaba con los caballos en la pulpería de Alfonso, dueño de la plantación y planta de procesado del cacao. El mejor avenido del pueblo, sin lugar a dudas.
También se apuntó a la aventura un americano muy majete que viajaba solo y habíamos conocido la noche anterior, mientras charlábamos con El Ardilla.
Aquel día, me estrenaba como "amazona", así que pedí el caballo más tranquilo que tuvieran... de lo cual me arrepentí, posteriormente. No sé si era el más tranquilo, pero desde luego, sí el más vago!
Tras unas explicaciones básicas sobre como dirigir a los animales, nos pusimos en marcha.
Tras 10 minutos de nervios, y a pesar de mi lucha continua para que mi caballo siguiera a los demás y dejase de atiborrarse a yerbajos, empecé a disfrutar de la nueva experiencia en aquel salvaje entorno.
Durante el trayecto, nuestro guía José nos hablaba del día a día en la hacienda y contaba cómo llegó hasta El Castillo en busca de una vida mejor. Con solo 23 años, había trabajado en el campo de sol a sol desde los 8. Por suerte, había encontrado lo que buscaba y era feliz.
Después de aproximadamente una hora cabalgando, llegamos al cobertizo, contiguo a la casa en la que vivía José con su mujer y su bebé.
Allí, amarramos a nuestras monturas para que descansasen mientras nos disponíamos a ver la plantación. José, como encargado, mantenía y recolectaba cacao, plátanos y canela.
Hacienda de cacao |
Antes de nada, nuestro anfitrión nos invitó a unos ricos y refrescantes cocos que él mismo cortó de los árboles de su "jardín".
Asombrados nos quedamos al ver con que soltura manejaba el pedazo machete que colgaba de su cinturón, y que utilizó para preparar nuestros cocos.
Casa de José |
A escasos metros de la casa, estaban los campos de cultivo. Todo estaba mezclado ya que los diferentes frutales se beneficiaban unos de otros: el cacao de la sombra de las plataneras, las plataneras de las vainas secas del fruto del cacao y canela de los nutrientes que ambos aportan al terreno.
Lo cierto es que nos dio una clase magistral en la que aprendimos un montón de cosas nuevas. Nunca nos habíamos parado a pensar que la canela en rama se obtiene directamente de la corteza de un árbol; o que las plataneras solo dan un racimo por cada brote; y, ni de lejos, podíamos imaginar la viscosa procedencia y amargo sabor de las auténticas semillas de cacao.
Árboles de cacao, platanero y ramita de canela |
He de decir que, a pesar de no haber hecho muy buenas migas con mi tozudo compañero de viaje, cuando recuerde la primera vez que monté a caballo, pensaré en aquel día tan especial en El Castillo.
Visita a la fábrica de Cacao
A las 11.30 estábamos de vuelta en el pueblo y decidimos acercamos hasta la pequeña fábrica de la Cooperativa del San Juan para seguir aprendiendo. Visitamos la planta de secado natural situada en las afueras del pueblo.
Nada más entrar, flipamos con el aspecto de la empresa en cuestión, no podía ser más auténtica! Todo el proceso para la maduración del grano de cacao es totalmente artesanal. Según nos contaron, el cacao producido en El Castillo se vende a la enorme chocolatera alemana Ritter Sport.
Fábrica de cacao |
Haciendo chocolates |
Compramos unos cuantos chocolates de las denominadas "Hijas del Cacao" y nos fuimos al restaurante "El Chofalito", otra recomendación del gran Juan Ardilla.
Allí pudimos disfrutar de pescado fresco y unas Toñas, como no podía ser de otra manera!
Allí pudimos disfrutar de pescado fresco y unas Toñas, como no podía ser de otra manera!
Fortaleza de El Castillo de la Inmaculada Concepción
La tarde de nuestro último día en El Castillo, la dedicamos a visitar la antigua fortaleza de la Inmaculada Concepción, que se erige como bastión defensivo en la parte alta del municipio. Fue construida por los españoles entre 1673 y 1675 para impedir las incursiones de los piratas que subían por el río San Juan para acceder al lago Cocibolba y atacar desde éste la ciudad de Granada.
El Castillo |
La entrada cuesta 50 córdobas; 15 más si se va a usar la cámara de fotos.
Al acceder, hay un pequeño y sencillo museo histórico con murales y fotografías. Aquí se relatan todos lo acontecimientos acaecidos en El Castillo y el río San Juan.
Aunque a primera vista pueda parecer que dicho museo no merece la pena, resulta enriquecedor detenerse un rato en él. Es muy interesante y uno se da cuenta de lo importante que llegó a ser un pueblo tan pequeñito.
Fortaleza de la Inmaculada Concepción |
Desde arriba, se pueden intuir la inmensidad del río San Juan, la selva y la Reserva Indio Maíz.
Río San Juan |
El Castillo |
La vuelta
Madrugamos mucho para estar en el embarcadero antes de las 6 a.m., nos habían dicho que a esa hora salía la primera panga a San Carlos; allí cogeríamos un bus a nuestro siguiente destino.
Sin embargo, el barquero decidió no zarpar y tuvimos que esperar hasta las 8 a.m. Si algo nos volvió a quedar claro es que en Nicaragua el tema del transporte público es una lotería. No importa a quién se le pregunte ni cuántas veces se compruebe el horario, siempre habrá que esperar!
Sin embargo, el barquero decidió no zarpar y tuvimos que esperar hasta las 8 a.m. Si algo nos volvió a quedar claro es que en Nicaragua el tema del transporte público es una lotería. No importa a quién se le pregunte ni cuántas veces se compruebe el horario, siempre habrá que esperar!
En el siguiente post hablaré de la ciudad vaquera de Juigalpa, de sus rodeos y de la "odisea" que vivimos para llegar a las paradisiacas Corn Islands.
No te lo puedes perder ;)
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