Como ya os adelanté en el post resumen de nuestra ruta por tierras vietnamitas, llegamos a Hanoi después de pasar unos días en la vecina Camboya, visitando los famosos templos de Angkor. Esta gran ciudad fue nuestro primer destino.
Sobre las 8 de la tarde, aterrizamos en la capital de este maravilloso país. Nada más llegar, negociamos el precio del transporte con un taxista que nos llevó directamente al Hanoi Sports Hotel. Alojamiento que previamente habíamos reservado por recomendación de una amiga.
Se trata de un hotel económico, sencillo y limpio. Está situado en el núcleo del barrio antiguo de Hanoi.
Sobre las 8 de la tarde, aterrizamos en la capital de este maravilloso país. Nada más llegar, negociamos el precio del transporte con un taxista que nos llevó directamente al Hanoi Sports Hotel. Alojamiento que previamente habíamos reservado por recomendación de una amiga.
Se trata de un hotel económico, sencillo y limpio. Está situado en el núcleo del barrio antiguo de Hanoi.
Día 1
Nuestro primer día en Hanoi comenzó desayunando un contundente plato de Pho Bo, tradicional caldo de ternera con fideos de arroz. Aunque la comida vietnamita me encantó, este plato en concreto no se convirtió en uno de mis favoritos. Aunque uno que yo me sé desarrolló cierta adicción por esta sopa...Pho Bo |
Salimos a la calle con intención de caminar hasta el mausoleo de Ho Chi Minh, ¡ilusos!
A las nueve de la mañana ya hacía un calor sofocante. Además, en cuestión de 10 minutos, debido a la contaminación del ambiente, notas una sensación a suciedad en la piel y dan ganas de volver corriendo a tomar una ducha fresquita en el hotel.
Así que, visto el panorama, decidimos tomárnoslo con calma. Empezamos con un tranquilo paseo en riskshaw hasta el citado mausoleo.
Riskshaw |
Enseguida te percatas del caos que reina en las calles de la vieja Hanoi. Hay miles de callejuelas repletas de estrechos edificios que no siguen ningún tipo de orden o patrón estético. Es una pasada.
Además, TODO está lleno de pequeños comercios y gente que vende sus productos en cualquier hueco libre que encuentran en las aceras. Puedes comprar, literalmente, cualquier cosa. Eso sí, para caminar mucho sitio no queda...
Además, TODO está lleno de pequeños comercios y gente que vende sus productos en cualquier hueco libre que encuentran en las aceras. Puedes comprar, literalmente, cualquier cosa. Eso sí, para caminar mucho sitio no queda...
Hanoi |
El tráfico es un descontrol total, la ley de la jungla. Los vietnamitas van a su aire y lo único que se respeta, a veces, son los semáforos. Cruzar una calle a pie se convierte en toda una hazaña. Hay que hacerlo a paso ligero y sin detenerse, ¡nunca!
Tráfico de Hanoi |
Además, la maniobras las indican a base de bocinazos, por lo que el ruido es constante, ¡una locura! Para que os hagáis una idea, os dejo una pequeña muestra en un vídeo que grabamos.
Al llegar al complejo del Mausoleo de Ho Chi Minh, fuimos directos a la entrada, pero nos indicaron que para visitar la urna que alberga la momia del dirigente había que hacer una cola kilométrica.
Casi todos los visitantes eran vietnamitas. Se trata de un lugar de peregrinación al que acuden a presentar sus respetos.
Mausoleo de Ho Chi Minh |
Pagoda del Pilar Único |
Dejando atrás el Mausoleo y tras callejear durante aproximadamente una hora, llegamos a la cercana pagoda de Tran Bac.
Además de visitarla, aprovechamos para hacer un alto a la sombra de los árboles que la rodean.
Pagoda Tran Bac |
Y ya que estábamos cerca, continuamos hasta el lago Tay Ho, en el que se encuentra la Pagoda de Tran Quoc.
Lago Tay Ho |
Pagoda de Tran Quoc |
Seguimos paseando por los barrios residenciales cercanos al lago para, poco a poco, volver hacia el barrio antiguo. En la parte vieja es donde se concentran la mayoría de los puntos de interés turístico de la ciudad.
Calor, mucho calor... Hicimos otro descanso en una tiendecita de zumos naturales. Y fue aquí donde nos dimos cuenta que Vietnam no es país para altos... como lo oís. Si eres alto, siento decirte que en locales que no son para guiris, las vas a pasar canutas.
Como se observa en la siguiente foto, las mesas y sillas son de tamaño infantil.
En la horas centrales del día, era tal el calor que mereció la pena volver al hotel para evitar vagabundear por la calle bajo la solana.
De vuelta por una zona menos turística, presenciamos escenas de la vida cotidiana de los vietnamitas que nos hicieron ser conscientes de las enormes diferencias existentes entre nuestros mundos. Estábamos maravillados.
Ya por la tarde, nos aventuramos a recorrer el barrio antiguo y el barrio francés. La primera parada la hicimos en el lago de aguas verdes Hoa Kiem para ver el templo sagrado de Ngoc Son, situado en una islita de su parte norte.
Puente The Huc |
Al templo se llega por el puente de madera The Huc, previo pago de una entrada de 20.000 dong.
Templo de Ngoc Son |
En nuestro recorrido por el paseo que bordea el lago, nos encontramos con un montón de parejas haciéndose retratos de boda.
Entonces nos dimos cuenta de que esta gente no suda... hace un calor terrible, pero a ellos no les asoma ni una gotita, ¡increíble!
Entonces nos dimos cuenta de que esta gente no suda... hace un calor terrible, pero a ellos no les asoma ni una gotita, ¡increíble!
El lago Hoa Kiem es un remanso de paz. Es el único lugar en el que no se escucha el incesante barullo del tráfico.
Lago Hoa Kiem |
Tras este rato de tranquilidad, nos aventuramos a hacer el circuito por el Barrio Antiguo que recomienda la Lonely Planet.
Barrio Antiguo de Hanoi |
Visitamos algún que otro templo y casas monumento pero, sin duda, lo mejor de todo fue mezclarse con la gente: en los mercados, en las tiendas de los artesanos, en los bares...
Como ocurre en muchas ciudades españoles, cada calle estaba "colonizada" por un gremio.
Es muy recomendable sentarse en la terraza de cualquier garito a observar la gente pasar, resulta hipnótico.
Eso sí, vital tomarse una cerveza vietnamita fresquita, ¡buenísimas todas!
Como ocurre en muchas ciudades españoles, cada calle estaba "colonizada" por un gremio.
Barrio Antiguo de Hanoi |
Eso sí, vital tomarse una cerveza vietnamita fresquita, ¡buenísimas todas!
En el barrio antiguo hay un montón de restaurantes en los que puedes probar las especialidades culinarias del norte del país.
Nosotros, para rematar el día, fichamos un pequeño restaurante que tenía un mini balcón con una única mesa. Estuvimos la mar de a gusto mientras desgustábamos las delicias que nos recomendó la camarera. Además, desde nuestra atalaya, seguíamos observando el ajetreo nocturno de la ciudad.
Día 2
El segundo día en Hanoi, teníamos claro que íbamos a sudar la camiseta otra vez. Sin duda, caminar por la ciudad sin rumbo fijo y evitando los recorridos turísticos, es la mejor manera de empaparse bien del estilo de vida más auténtico.
Templo de la literatura |
Pero antes de eso, nos dirigimos al templo de la literatura, dedicado a Confucio y donde se estableció la primera universidad de Vietnam. Había que verlo.
El conjunto arquitectónico está construido al estilo tradicional vietnamita y, en la actualidad, además de ser un recinto de obligada visita para extranjeros y nacionales, es un lugar de homenaje a los eruditos y hombres de talento literario de Vietnam.
Templo de la literatura |
Templo de la literatura |
De regreso en el barrio Antiguo, nos fuimos directos a probar la cerveza y cocina tradicional del recomendado restaurante Quán Bia Minh.
Restaurante Quán Bia Minh |
Todo un acierto. Además de los ricos platos que nos sirvieron, disfrutamos de su terraza, desde la que se contempla el trajín del barrio.
Supongo que os habrá llamado la atención el cableado, ¿no?, ¡menudo caos!
Para terminar nuestra estancia en la ciudad, y antes de recoger las mochilas para dirigirnos al tren nocturno que nos llevaría a Sapa, hicimos un poco de shopping.
Vietnam es el paraíso de las imitaciones. No nos pudimos resistir. Acabamos comprando unas Nike en una trastienda rodeados por centenares de zapatillas "de palo".
En el próximo post, os contaré lo que dieron de si los tres maravillosos días que pasamos en las verdes tierras del norte: ¡Sapa!
En el próximo post, os contaré lo que dieron de si los tres maravillosos días que pasamos en las verdes tierras del norte: ¡Sapa!
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